Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 30 de octubre de 2015

El fascismo de Procusto

Cuentan que no muy lejos de Atenas vivía un bandido llamado Procoptas que tenía una posada muy particular gracias a la cual recibió varios sobrenombres. El más conocido de ellos fue el de Procusto, que en el antiguo idioma griego significa "el que estira". No era un tipo muy popular, si hay que hacer caso a lo  que se dice que hacía con los viajeros, tal y como se refleja en otros apodos que ostentaba, como por ejemplo el de Polipemón (o sea, "el que hace mucho daño"). En algunas versiones de la historia, aparece como el padre de Sinis, una mala bestia al que llamaban "el doblador de pinos" porque su costumbre favorita era capturar a los caminantes que pasaban cerca de su hogar para atarlos a los árboles que, en efecto, tenía ya doblados y luego soltar los troncos violentamente, con lo que sus víctimas quedaban descuartizados de una forma poco sutil. Parece que se lo pasaba en grande con este entretenimiento.

Procoptas/Procusto solía ofrecer su casa a los viajantes solitarios a los que tras una copiosa cena bien regada con vino ofrecía una curiosa cama de hierro como la ideal para descansar. Cuando el agotado viajero se dormía, lo ataba y amordazaba, sujetándole a las cuatro esquinas del mueble y a continuación procedía a divertirse de una manera brutal mientras su aterrada víctima suplicaba (con los ojos, supongo, ya que estaba amordazada) que parara el tormento. La idea era adecuar el tamaño del camastro a la persona. Así que si ésta era alta y, en consecuencia, su cuerpo era más largo que el lecho, serraba las partes del cuerpo que sobresalían: los pies, las manos y hasta la cabeza. Si, al contrario, era una persona de escaso tamaño, tomaba un martillo y se dedicaba a machacar sus huesos hasta descoyuntarle y así estirar sus extremidades. Se ve que la mayoría de los caminantes que tuvieron la desgracia de alojarse allí eran más bien bajitos, porque el apodo, como hemos visto, no era "el que sierra" sino "el que estira"

¿Alguna vez coincidió alguien con el tamaño del catre? Pues no. Ya se encargaba él de que no coincidiera, porque el mueble era de longitud ajustable y lo abría o cerraba de acuerdo con las características físicas del damnificado. Algunas versiones dicen que tenía en realidad dos camas: una demasiado larga para cualquier persona y otra demasiado corta. Cada una estaba en una habitación y él asignaba a la víctima de acuerdo con su altura, en todo caso. ¿Alguna vez sobrevivió alguien a este miserable? Sí, pero sólo pudo hacerlo enfrentándose a él y matándole. Se trata del conocido héroe Teseo (o quizá debiera escribir "el antiguamente conocido héroe Teseo" porque a día de hoy por desgracia hay cada vez menos gentes a a las que les interese conocer las muy interesantes lecciones de la mitología o que, habiéndolas conocidas hace años, sufren hoy el mal del río Leteo, cuya agua generaba un proceso amnésico 
en aquéllos que la bebían). Como Ulises, las principales fuerzas de Teseo eran su ingenio y su verborrea. Sabiendo lo que pasaba en casa de Procusto, se hizo el inocente y, antes de acostarse él en la cama de hierro, le preguntó al posadero si él mismo podría dormir en ella aduciendo todo tipo de argumentos. El confiado torturador quiso tranquilizar a su futura víctima y se tumbó para demostrar lo cómodo que era el lecho. En ese momento, Teseo aprovechó para inmovilizarle y atarle y a continuación usó un hacha para procurarle el mismo destino que él llevaba aplicando a sus víctimas desde hacía tiempo. Primero le cortó los pies y luego la cabeza. Fin del problema. Por cierto, que Teseo también se había encargado, antes de llegar a la posada, de librar al mundo del sádico de Sinis.

Ni qué decir tiene que los habitantes de la región quedaron muy agradecidos a la intervención de Teseo. Y es bueno que existan héroes para salvar a los humanos corrientes, sí..., aunque me parece que sería aún mejor que los humanos corrientes hicieran algo más y trataran de convertirse en héroes ellos mismos, para no tener que depender de los primeros. El mundo sería un lugar mejor si todos asumieran sus responsabilidades porque, después de todo, los mismos héroes no son perfectos y a menudo caen también en "el lado oscuro de la Fuerza". Sin ir más lejos, junto a sus meritorias hazañas, el mismo Teseo vive episodios poco edificantes, como sus comportamientos hacia Ariadna aunque le hubiera salvado del laberinto del Minotauro y hacia su hijo Hipólito por culpa de la liante de Fedra.

En esa línea de ir prescindiendo del Teseo de turno y trabajar para transformarse a uno mismo en héroe, hace mucho tiempo el Archivero Mayor del Cotolengo de Santa Eduvigis me dio el siguiente consejo, que yo aprovecho para trasladar ahora al paciente lector de esta bitácora: "A un chulo hay que hacerle frente siempre, por sistema, ya que 9 de cada 10 actúan así y salen triunfantes gracias a su habilidad para inspirar temor a las demás personas, a pesar de que en realidad suelen ser débiles de carácter. Cualquier persona que abusa de los demás es, básicamente, un débil de carácter, un inseguro, un cero a la izquierda para la Vida. Generalmente, cuando te niegas a plegarte a las imposiciones del chulo de turno y te muestras firme y si es preciso dispuesto a combatir sin cuartel contra él, descubres cuán fácilmente se arruga y recula. La mayor parte de las veces desaparecerá de tu vida enseguida y no volverá a molestarte porque sabe que no te puede achantar y no desea que tú sirvas como ejemplo de rebelión ante otras personas." Qué pasa si no tengo suerte y me toca enfrentarme con el 1 de cada 10 chulos que sí lleva a cabo su amenaza, pregunté yo entonces. Y el Archivero me contestó: "Lucharéis y puede ganar él o puedes ganar tú. Si ganas tú, impondrás tus condiciones. Si gana él, también lo harás tú pues, aunque salgas malparado del combate, lo normal es que también te deje en paz en el futuro: sabe que le harás frente aunque pierdas y a la larga eso es incómodo y hasta cansado para él. Resulta más fácil ignorarte a partir de entonces y dedicarse a chulear a los que sabe que no se atreverán a contestarle."  Me pareció un razonamiento correcto y lo he utilizado desde entonces varias veces, he de reconocer que siempre con total éxito.

Todo esto viene a cuento del fascismo promocionado hoy día en Cataluña por los antes llamados nacionalistas, luego soberanistas y ahora por fin independentistas catalanes supuestamente dirigidos por esa marioneta en el mundo conocida como Artur Mas, que llevan mucho tiempo campando a sus anchas ante la pasividad de los sucesivos gobiernos del Estado. No es un problema del actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy, un hombre que no podríamos definir precisamente como un Teseo, sino que llevamos arrastrándolo desde hace mucho tiempo, tanto con los gobiernos del PSOE como con los del PP, que no han querido (sería fácil decir "no han podido", pero no es cierto) resolver esta tostada porque les venía muy bien para sus jueguecitos políticos y financieros (corruptelas incluidas: la familia de Jordi Pujol es sólo una más a unir a una larguísima estela de socialistas y populares incriminados judicialmente en los últimos años; ahí están las hemerotecas para quien quiera tomarse la molestia de recordar).

¿Es muy fuerte calificar de fascistas a los independentistas catalanes? Sólo si nuestra pobre cultura política nos impide llegar al mundo del significado. Sin necesidad de echar mano de sesudos textos políticos y filosóficos, veamos lo que dice la popular Wikipedia, esa enciclopedia que pasa por ser la más cool hoy día entre la generación de Internet. Corto y pego textualmente lo que dice en este mismo momento al respecto: "El proyecto político del fascismo es instaurar un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigista, mientras su base intelectual plantea la sumisión de la razón a la voluntad y la acción, aplicando un nacionalismo fuertemente identitario con componentes victimistas o revanchistas, lo que conduce a la violencia (ya sea por parte de las masas adoctrinadas o de las corporaciones de seguridad del régimen) contra aquéllos que el Estado defina como enemigos mediante un eficaz aparato de propaganda; todo esto aunado a un componente social interclasista y una negación a ubicarse en el espectro político (izquierdas o derechas)."

Parece en efecto una buena definición para ese grupo de presuntos representantes del Estado en Cataluña que pretenden utilizar sus cargos para traicionar a ese mismo Estado y proclamar la república independiente catalana pese a no contar con la mayoría del voto de los ciudadanos a los que les impondrían sus ideas (totalitarismo), supeditando la razón a la acción (el empobrecimiento y el desastre económico de sus conciudadanos no les importa) con el perpetuo victimismo y revanchismo ("España nos roba" y otros eslóganes tan mentirosos como manipulados), el eficaz aparato de propaganda (aplicado sobre todo cuando es más repulsivo -y obtiene mejores resultados-, es decir, con los niños en las escuelas) y esa negación de una ubicación corriente en el espectro político (en el que los independentistas aparecen tanto en el sector más a la derecha de Convergencia como en los antisistema anarquistas que abundan en la CUP).

Sólo falta el elemento de la violencia (aunque en el caso de la violencia de las corporaciones de la seguridad del régimen, igual es interesante recordar los sucesivos casos oscuros en los que se han visto implicados en los últimos años los policías autonómicos, los mossos d'esquadra, con palizas e incluso muertes de detenidos o en vías de detención). De momento no se ha registrado violencia generalizada de las masas (sí amenazas, anónimos y presiones, que hemos visto publicadas en prensa) pero podemos sacar del baúl de los recuerdos (es lo bueno de no haber bebido el agua del Leteo) la existencia de esa banda terrorista independentista catalana de la que ahora nadie parece acordarse que se llamaba Terra Lliure y que usaba la estelada precisamente como enseña. Antes de disolverse en 1991 cometió más de 200 atentados, mató a 5 personas e hirió a decenas de personas. Sus dirigentes y algunos militantes ingresaron luego en Esquerra Republicana de Cataluña bajo renuncia explícita de la violencia. El precedente está ahí, aunque se haya dejado caer un oscuro telón sobre él, a ver si hay suerte y nadie se acuerda de lo que sucedió hace tan pocos años.

Por cierto, hablando de propaganda totalitaria y ya que estamos en el festival de los recuerdos, transcribiré a continuación los 11 principios que en su día (mediados de los años 30 del siglo XX) recopiló Joseph Göbbels, un auténtico master en este campo, que parecen significativamente aplicados en Cataluña:

1) Simplificación y enemigo único: adoptar una única idea, un único símbolo, individualizar al adversario en un solo enemigo (la idea básica es la independencia de Cataluña -da igual lo que suceda después- respecto a España, que se personaliza como el único enemigo).

2) Método de contagio: reunir a diversos adversarios en la persona de uno solo o en una sola categoría, una suma individualizada (la categoría del enemigo es la de los españoles, da igual que sean monárquicos, republicanos, socialistas, de derechas o mediopensionistas, ahí cabe de todo).

3) Trasposición: cargar al adversario los propios errores o defectos, respondiendo siempre al ataque con otro ataque e incluso inventando noticias que distraigan a las malas noticias (un ejemplo como otro cualquiera: la culpa de la deplorable sanidad -y otros problemas similares- que padecen los ciudadanos de Cataluña responde al despilfarro de los millonarios recursos gestionados por el gobierno autonómico que en los últimos años ha dedicado cantidades ingentes de dinero a mantener un hipertrofiado y clientelar conjunto de medios de comunicación pro independencia y un carísimo e ineficiente sistema de "representación diplomática" en la UE -entre otros gastos tontos- pero en lugar de reconocerlo se achaca la falta de fondos al "gobierno español que recorta recursos y no nos da el dinero que nos corresponde").

4) Exageración y desfiguración: convertir cualquier anécdota por pequeña que sea en una amenaza grave (durante la reciente campaña de los comicios autonómicos catalanes, uno de los engañosos vídeos distribuidos por la coalición Juntos por el Sí mentía al reducir a la mínima expresión la cantidad de becas dedicadas a Cataluña, cuando los datos demuestran que es una de las más beneficiadas de toda España, pero esta falsedad se presentó como una amenaza irreversible al sistema educativo catalán).

 5) Vulgarización: toda propaganda debe ser popular y adaptarse al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida porque, cuanto más grande sea la masa que debe ser convencida, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La masa tiene una limitada capacidad para comprender y además olvida con facilidad (es decir, lo que suele llamarse populismo..., por eso, la necesidad de machacar un día sí y otro también con eslóganes muy simples -no más de siete palabras, recomiendan los especialistas en mercadotecnia- del estilo "España nos roba"; da igual que sean ciertos o no)

6) Orquestación: la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto, sin fisuras ni dudas (en algunos casos, este principio lleva a rozar el ridículo, como los "profesores" que hemos visto en videos defendiendo "verdades científicas" tales como que Santa Teresa de Ávila o Miguel de Cervantes eran en realidad catalanes, aunque los "malvados españoles" conspiraron para ocultar su origen...)

7) Renovación: es preciso emitir constantes informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Además, las respuestas del adversario nunca deben poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones (esto se ve muy bien, por ejemplo, en el "humor" gráfico publicado por algunos dibujantes independentistas especializados en resumir la realidad -siempre desde el punto de vista de sus intereses- con sus dibujos o sus "chistes" escritos).

8) Verosimilitud: construir argumentos a partir de fuentes diversas, con los llamados "globos sonda" o de informaciones fragmentarias (mucho han utilizado los independentistas el argumento de las cifras contenidas en las famosas balanzas fiscales de los Länder alemanes comparándolas con las cuentas españolas..., cuando resulta que esas balanzas nunca han existido).

9) Silencio: ocultar todas las cuestiones sobre las que se carece de argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, manipulando a placer los medios de comunicación afines (qué gran despliegue informativo hemos visto de medios como TV3 en las manifestaciones independentistas de Barcelona..., y cómo ha contrastado con la diminuta o nula cobertura de las manifestaciones no independentistas).

10) Transfusión: la propaganda opera a partir de una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales difundiendo argumentos que arraigan en actitudes primitivas (resulta curioso descubrir que el pan tumaca fue un invento murciano, que la leyenda de las barras de sangre en el escudo está copiada de la historia de un noble castellano o que la sardana se inventó en el siglo XIX..., aunque estos "mitos" sigan difundiéndose como ¿demostrativos? del ¿hecho diferencial? catalán).

11) Unanimidad: convencer a mucha gente de que está bien pensar "lo que piensa todo el mundo" creando una impresión de unanimidad que en realidad no existe (el concepto de oveja, de pertenecer al rebaño, se ve especialmente claro aquí; conozco a muchas personas que, sin ser catalanes ni ser independentistas, se instalaron en Cataluña hace años y han hecho su vida allí y ahora están a favor de la independencia no porque crean en ella sino porque "todo el mundo lo dice" -aunque en realidad deberían decir "todos los medios de comunicación al servicio del régimen" lo dicen-). 


No obstante, el problema no reside tanto en lo que hagan los independentistas. Siempre habrá aspirantes a cacique, Procustos deseosos de prevalecer sobre los demás basándose en sus presuntas diferencias y superioridad (otro rasgo del fascismo) para crear una cama/sociedad de hierro a su gusto, sino en la miedosa reacción de quien debe enfrentarlos. En primer lugar, los propios ciudadanos tanto en Cataluña como fuera de ella, que debieran dejar claro que no se van a achantar ante las invenciones de unos iluminados que carecen de historia propia (pues es la misma que la de los españoles), que carecen de bandera propia (pues la de España es la misma que la señera, con las franjas horizontales rojas y amarillas), que carecen de idioma propio (pues el catalán es un idioma hermano del castellano, de hecho varios filólogos lo han identificado como un castellano "medievalizado", poco evolucionado), que hasta carecen de criminales propios (pues corruptos y traidores han utilizado el mismo modus operandi tanto en tierras catalanas como de cualquiera otra de España). En segundo lugar, tampoco se han portado mejor los políticos (a falta de héroes) que debían haber frenado la histeria independentista hace muchos años, ya desde la época de Felipe González, pero que en su bobo adanismo -real o impostado, ahora da igual-, en su general incompetencia -salvo honrosas excepciones- y en sus innumerables complejos -ser tachado de franquista sigue siendo uno de los mayores miedos de cualquier político español ¡a pesar de que Franco murió hace ya 40 años!- no han osado defender al país al que decían representar.

Durante los últimos decenios he escuchado hasta el aburrimiento los reproches de sucesivos jóvenes hacia sus familiares de mayor edad a propósito de lo ocurrido en la, hasta ahora, última de la larga serie de guerras civiles que ha sufrido España durante su Historia. Jóvenes que a menudo se dicen luchadores, republicanos y de izquierdas, defensores de la legalidad y enemigos del totalitarismo y que, en su inconsistencia política y aún vital, imaginan que ellos no se hubieran achantado ante el fascismo, el franquismo y todos los ismos que en aquellos días fueron y que tanta huella parece dejaron, ya que siguen estando en el horizonte de referencias. Son los mismos jóvenes -algunos ya adultos e incluso talluditos- que, hoy día, miran para otro lado, llevan muchos años mirando para otro lado, ante la amenaza fascista del independentismo vasco -de momento sofocado gracias a la derrota  policial y social de ETA- y del independentismo catalán. Es fácil criticar a toro pasado a los que nos precedieron en el tiempo, dando brillo a nuestras fantasías en las que nos presentamos a nosotros mismos como heroicos defensores de todo lo bueno y lo bonito que hay en el mundo. Es mucho más difícil asumir la responsabilidad de enfrentarse a las amenazas de verdad en nuestro mundo contemporáneo, a las que nos corresponde enfrentar nosotros y a las que no nos atrevemos ni a llamar por su propio nombre.

Por puro miedo de enfrentar al chulo de turno.


1 comentario:

  1. Me ha encantado este artículo, haría mucha falta que lo leyesen y entendiesen muchos ciudadanos catalanes.

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