Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 30 de enero de 2015

Alicia

No sé qué pensar de todo esto. 

Me he despertado hace un rato y no tengo muy claro por qué. Tengo un vago recuerdo de un sueño incómodo. No de una pesadilla propiamente dicha, sino de un conjunto de imágenes perturbadoras, viscosas, densas. Algo muy pesado... El caso es que he abierto los ojos con un molesto dolor de cabeza. De ésos, especialmente irritantes, que hacen palpitar las venas de la frente de forma sorda, monótona.

Hace calor en la habitación del hotel, así que después de dar unas cuantas vueltas entre las sábanas, me he levantado, a medias entumecido, a medias empapado en sudor. Alicia seguía durmiendo como si nada, mecida por un ronquido suave. Ni se ha enterado cuando me he puesto de pie y me he estirado, bostezando, con esa desagradable sensación de tener mucho sueño y querer cerrar los ojos para descansar..., y saber que no puedo hacerlo porque estoy completamente desvelado.

Sin saber qué hacer, paseo atontado por la enorme habitación, examinando los detalles de la decoración uno por uno. La verdad es que la han puesto con mucho gusto. Aparte de la voluminosa pantalla del televisor HD que vela, mudo, nuestro sueño (bueno, el sueño de ella), hay pocos muebles pero son todos de diseño y muy nuevos, con estilo. Miro alternativamente las dos puertas, una enfrente de la otra: la de la entrada al cuarto y la que da paso al lujoso cuarto de baño con mármol. Varios paneles de espejo adornan las puertas correderas del gran armario empotrado junto a nuestra cama. Éste es el único detalle que me rechina un poco pero no sé por qué..., me encuentro torpe. Hay otro espejo en la pared de enfrente. El dueño debe ser un narcisista de mucho cuidado, aunque la verdad es que comparando la relación calidad/precio, este hotel está fenomenal. Ya veremos el desayuno buffet de mañana.

Aunque no logro conciliar el sueño, me encuentro muy cansado. Me dejo caer en el sillón junto a la mesita de la esquina. Respiro pesadamente, sin saber qué hacer, sin despertarla además: que yo no pueda dormir no quiere decir que tenga que molestarla... Después de pensar un rato, decido sacar mi libreta y un bolígrafo y ponerme a escribir. Lo bueno de ser un escritor es que cualquier situación de la vida real es materia prima para trabajar en tu mundo de imaginación. Esta misma ocasión, por ejemplo, es buena para describir y anotar lo más fielmente posible mis sensaciones, mi estado de ánimo, con la intención de utilizar luego todo esto con alguno de mis personajes. Le dará realismo, pienso.

Así que me dispongo a escribir, cuando me doy cuenta de algo extraordinario. O sobrenatural. O..., no sé cómo definirlo, la verdad. Estoy anonadado, desde que lo he descubierto. Por eso estoy tomando nota de lo que ha pasado, porque no quiero olvidarme de ningún detalle. De hecho, por un momento me ha dado la impresión de que sigo soñando, de que no estoy despierto en realidad. Pero sí lo estoy. Me he clavado el bolígrafo violentamente en la mano izquieda para comprobarlo y me he hecho hasta sangre. Todavía me duele. Por suerte no he gritado, me he limitado a un leve gruñido porque, si no, hubiera despertado a Alicia, que sigue durmiendo..., ¡junto a otra persona! Aún más, junto a otra persona ¡que no existe!

Tengo que explicar esto. Ya sé por qué me chirriaba la visión de los espejos del armario: de repente me he dado cuenta de manera consciente de lo que mi subconsciente ya se había percatado hace un rato y es que yo me he levantado de la cama pero mi imagen en el espejo no lo ha hecho

O sea, Alicia duerme sola, en la cama de la que me he levantado, pero en el espejo sigue durmiendo a mi lado (y yo de hecho estoy dormido ahí, despatarrado y tranquilo, sin pesadillas ni otros problemas, lo cual añade un plus de rareza a todo lo que está ocurriendo). Descartando que siga aún en un sueño (duele demasiado el "boligrafazo"), que sea víctima de un excesivo consumo de alcohol (apenas bebí un par de copas en la cena) o drogas (ni siquiera fumo) o que me haya visto proyectado en un repentino episodio de liberación del cuerpo astral (en la realidad, no estoy tumbado en la cama junto a Alicia, no hay nadie a su lado, pero en el reflejo del espejo, sí; además, no tengo ni idea de cómo se provoca eso, o siquiera si se puede provocar de verdad), continúo observando el espejo completamente confundido mientras escribo estas líneas para tratar de conservar la calma, para razonar y no caer en el pánico que empieza a aconsejarme despertarla para que ella vea también lo que está pasando.

¿Puede un reflejo de un espejo "despegarse" así de uno? Me vienen a la mente todas esas historias de terror que me contaron de adolescente acerca de imágenes que cobran vida propia..., y también algunos relatos antiguos sobre el tema. Desde luego, si sobrevivo cuerdo a esta noche, voy a conseguir un material muy interesante para escribir sobre ello. 

Escribir.

...

Dios mío.

Estoy escribiendo todo esto con el bolígrafo en mi diestra, mientras mi mano izquierda, herida por el pinchazo, sujeta el papel.

Pero yo soy zurdo.











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