Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Deconstruyendo a la Madre Teresa

Ya he expresado en alguna ocasión mis sospechas de que mi gato Mac Namara no sea tal, sino un profesor secreto de la Universidad de Dios encargado de evaluar mi comportamiento fuera de las aulas. Ya es bastante raro que un siamés pueda hablar y razonar como si fuera un ser humano, pero es que éste, además, maneja mucha y muy peculiar información. Y constituye un eficaz demoledor de mitos. La última víctima de su iconoclasia es Agnes Gonxha Bojaxhiu, más conocida por el sobrenombre de superheroína que se forjó con gran esfuerzo a lo largo de su vida: Madre Teresa de Calcuta. 

- Menuda era esa señora... -dice Mac Namara con un bufido.

- Una santa, ¿no? Bueno, todavía es beata, pero la Iglesia y los medios de comunicación y las instituciones de todo el mundo la presentan como...

- Sí, sí, sé cómo la presentan. ¿Todavía no has aprendido a desconfiar de las versiones oficiales? -insiste.

Sólo para que no me pille desprevenido, echo un rápido vistazo a la biografía de esta mujer. Me encuentro con que era de familia albanesa aunque nació en Skopie, hoy Macedonia y, en el momento de aparecer en medio de la comedia humana en 1910, aún parte del Imperio Otomano. Fascinada por las historias de los "heroicos misioneros en tierras de infieles", desde muy joven decidió dedicarse a la religión y por eso llegó a cambiarse el nombre por el de Teresa, en homenaje personal a la de Lisieux, conocida por estos pagos como Santa Teresita del Niño Jesús y oficialmente la patrona de los misioneros. Fundadora de la congregación de las Misioneras de la Caridad en 1950 en Calcuta, se hizo famosa en todo el mundo por la atención que desde entonces prodigó a hambrientos, pobres y enfermos: "toda esa gente que se siente inútil, no amada, o desprotegida por la sociedad, gente que se ha convertido en una carga para la sociedad y que son rechazados por todos". En sólo 10 años consiguió recabar la atención de numerosos personajes con dinero, que donaron importantes cantidades para abrir diversos centros de atención a los desfavorecidos. 

Un personaje cuando menos peculiar, Malcolm Muggeridge (periodista, escritor y espía, entre otros oficios), produjo un documental en 1969, que más tarde llevaría al papel en forma de libro, en el que se la presentaba como una gran luchadora humanitaria y que le proporcionó gran renombre internacional: Something beautiful for God (Algo hermoso para Dios). En 1979 se le concedió el Premio Nobel de la Paz y, a continuación, diversos galardones más (no hay como recibir un Nobel para que de repente todas las instituciones del mundo quieran entregarte su propio reconocimiento). Líderes de todo el mundo la ensalzaron, desde el Papa Pablo VI al que fuera secretario general de la ONU Javier Péres de Cuéllar pasando por el presidente norteamericano Ronald Reagan y muchos otros. Se convirtió en un personaje omnipresente en las clásicas encuestas de la prensa sobre las personas más admiradas y/o apreciadas del año. ¡Hasta tuvo su propio tebeo de Marvel! Cuando falleció en 1997 el gobierno indio le dedicó un funeral de Estado. De hecho, paseó el cadáver en el mismo carruaje en el que habían sido llevados los restos de Gandhi y Nehru. En el momento de fundar su orden, ésta apenas contaba con 13 miembros en Calcuta, pero en el del fallecimiento de la Madre Teresa, existían 610 "misiones" en 123 países.

- No hay mucho que criticar, parece. No tuvo una vida fácil, pero la eligió ella, para dedicarse a los demás -le digo a mi gato conspiranoico.

- Sigues teniendo tendencia a quedarte en la superficie... Hay bastante gente que no se cree el cuento de hadas de la heroína espiritual. Lo que ocurre es que no se les deja acercarse a los micrófonos de los grandes medios para contarlo.

- Explícate, Mac -le pido, sorprendido.

 - Cuando la llamada Madre Teresa fue beatificada en octubre de 2003, el secretario general de la Asociación Racionalista de la India y presidente de la asociación internacional, Sanal Edamaruku, dirigió unas duras palabras a su memoria. Entre otras cosas, dijo: "al evaluar lo que ella ha hecho en la India, creo que el país no tiene razones para estarle agradecida. La Madre Teresa ha dado una pésima fama a Calcuta, pintando esta ciudad, bella, viva, interesante y rica culturalmente con los colores de la miseria, la suciedad, la desesperación y la muerte (...) Su orden es sólo una de las más de doscientas organizaciones caritativas en Calcuta (...) no es ni visible ni activa, pero supuestas grandezas espirituales como la historia falsa de su escuela para cinco mil niños le han dado una gran fama internacional ¡y donaciones enormes!"

- ¿Qué estaba ininuando?

- Continúo la cita: "La Madre Teresa ha recaudado muchos millones de dólares, billones según algunos, en nombre de los pobres de la India o de los pobres de otras 'cloacas' del mundo. ¿A dónde se ha ido todo ese dinero? No a mejorar la calidad de vida de aquéllos para los que se hizo estas donaciones (...) La orden más millonaria del mundo no es muy generosa en realidad, pues le gusta enseñar las bondades de la pobreza (...) La leyenda de sus hogares para moribundos ha llevado al mundo a las lágrimas pero la realidad es escandalosa: pequeñas casas primitivas y superpobladas, con pacientes compartiendo camas (...) la higiene no es una preocupación para las monjas. Los pacientes son tratados con palabras hermosas y escasas medicinas, a veces caducadas (...) de entrada, casi no se les da analgésicos (...) en cierta ocasión, ella trataba de consolar a un paciente que gritaba y le dijo: 'Sufres, como Jesús en la cruz; eso quiere decir que Jesús te está besando'. El hombre, airado, le contestó a gritos: 'Dígale a Jesús que deje de besarme' (...) La Madre Teresa no sirvió a los pobres de Calcuta sino a los ricos de Occidente. Les ayudó a superar su conciencia sucia tomando tanto dinero como pudo de sus bolsillos. Algunos donantes fueron dictadores y criminales, que trataron así de blanquear su imagen. La Madre Teresa los reverenció y felicitó a cambio de un precio."

- Un juicio duro -admití.

- No obstante, hay muchos expertos en el asunto a los que no se les suele facilitar una tribuna y que opinan como Sanal Edamaruku, tanto en la India como en la que fuera su metrópoli colonial, el Reino Unido. Uno de ellos es Aroup Chatterjee: un médico hindú hoy residente en el Reino Unido, que estudió la labor de esta mujer durante años antes de publicar su libro 'Madre Teresa: veredicto final'. Otro es el periodista británico Christopher Hitchens, autor del documental 'El Ángel del infierno' y de su versión literaria: 'La posición del misionero: la Madre Teresa en la teoría y en la práctica'. En textos como éstos descubrimos informaciones tan fidedignas como demoledoras. Por ejemplo, que la mayoría de los locales de las Misioneras de la Caridad no son para atender a los desfavorecidos, como sugiere su publicidad, sino para vivienda y formación de las monjas (o monjes, que también creó una rama masculina) de la congregación. O que las ambulancias donadas para ayudar a enfermos y heridos no se utilizan generalmente para eso, sino exclusivamente para el traslado de las monjas a los lugares de oración. O que los refugios para niños sólo ayudan a los menores si sus padres firman una renuncia a su patria potestad y la ceden a favor de la organización. O que, aunque la Madre Teresa se jactaba en público de que sus fieles colaboradores alimentaban diariamente a miles de pobres en Calcuta, hasta 9.000 llegó a decir, lo cierto es que el máximo servido al día por sus cocinas era de 300 raciones de sopa..., y sólo a los pobres que presentaban unas "tarjetas de comida" emitidas por la congregación, tarjetas que se entregaban preferentemente a católicos. Ella misma insistía en un mensaje muy repetido y desde luego poco entendido: 'no somos doctoras, ni maestras, ni trabajadoras sociales..., somos religiosas'.  Y así tantas cosas.

- ¿Pero, entonces...?  Esto empieza a oler a negocio sucio...

- La orden ha ingresado mucho dinero, esto lo sabemos, pero nadie sabe cuánto. Ni a dónde va. Sólo hay algunas referencias individuales, facilitadas por antiguas voluntarias o participantes en la orden, como Susan Shields, que trabajó en los locales de Nueva York durante nueve años y medio. Shields declaró que "nos pasábamos la mayor parte del tiempo ingresando cheques y escribiendo cartas de agradecimiento (...) las cantidades oscilaban entre 5 y 100 dólares (...) los cheques de 50.000 dólares no eran raros (...) en un año ingresamos unos 50 millones de dólares en una sola cuenta de un banco neoyorquino". Y eso sólo en la Gran Manzana... Otras organizaciones de ayuda a los pobres, incluso católicas como la de Vicente Ferrer, también han recaudado y manejado sus recursos económicos, pero su obra está bien a la vista en la India y en otros lugares necesitados, donde han contribuido a elevar el nivel de vida de los desfavorecidos de manera real. Sin embargo, tal y como indican Chatterjee y Hitchens entre otros, las Misioneras de la Caridad se especializaron en manejar mucho dinero sin que nadie sepa muy bien en qué se lo gastan. Los locales de la orden son en general pequeños y la mayoría de ellos no ofrece caridad ni asistencia de ninguna clase sino, como ya ha quedado dicho, vivienda y formación para las monjas. Y no tienen grandes gastos de administración, porque ésta recae en religiosas que han tomado los votos de pobreza y obediencia y trabajan por tanto sin cobrar, ayudadas por voluntarios. Los críticos de la Madre Teresa señalan: la mayor parte del dinero va directamente a una cuenta del Banco del Vaticano, no a los países donde viven aquéllos para quien fue donado. Y, a partir de ahí, el control real se esfuma.

- Esto cada vez me gusta menos... -torcí mi nariz.


 - Además, el dinero llegaba de la mano de gente popular y poderosa, pero también de algunos personajes que no podríamos calificar precisamente de "humanitarios" y que aprovechaban las visitas de la Madre Teresa en busca de fondos para darle algunas migajas de su fortuna a cambio de un blanqueo de su imagen. Es el caso de dictadores como el sanguinario Jean Claude Duvalier en Haití, uno de los más países más pobres y desastrados del mundo. A veces, no tenía empacho en ir a homenajear a auténticos desalmados, aunque ya no estuvieran en este mundo, como hizo durante una gira por Albania en la que se fue a poner flores en la tumba de Enver Hoxa, uno de los dictadores estalinistas más implacables de Europa, que destrozó el país de sus propios padres... Y eso por no mencionar a cínicos criminales como el estafador Charles Keating, condenado a diez años de cárcel por su intervención en la bancarrota de las cajas de ahorro norteamericanas en los años 80. Este sinvergüenza, que se llenó los bolsillos de billetes verdes a costa de los pequeños ahorradores estadounidenses gracias entre otras cosas a sus contactos políticos en el equipo de Nixon, donó más de un millón de dólares a la Madre Teresa además de prestarle su jet personal en varias ocasiones. Por supuesto el dinero no procedía de su propia fortuna sino de lo que expolió a los ciudadanos. A cambio, podía presumir de la amistad personal de la beata y lucir en sociedad como un auténtico sepulcro blanqueado. Cuando Keating fue descubierto y llevado a juicio, la Madre Teresa tuvo el "coraje" de enviar una carta al juez pidiendo clemencia para su amigo en nombre de las Misioneras de la Caridad que "no nos ocupamos de negocios, ni de política, ni de los tribunales, sino que nuestro trabajo es ponernos con todo nuestro corazón al servicio de los más pobres entre los pobres". Llamar "pobre entre los pobres" a Keating me parece el colmo de la desfachatez, francamente. El equipo jurídico del magistrado contestó a la Madre Teresa explicando los delitos de Keating, pidiendo que reflexionara ella también sobre lo sucedido y preguntándola si no creía que Jesucristo, al verse en un caso similar, habría devuelto las donaciones del corrupto. Nunca recibió contestación, ni se devolvió dólar alguno.

- Estamos, pues, ante un caso ya de doble moral -reconocí-. Una persona que viajaba tanto y conocía a tantos líderes mundiales no podía estar desconectada de la realidad.

- En efecto. Choca mucho contrastar las opiniones públicas y las privadas de la Madre Teresa. Siempre militó en la rama más ultra de la Iglesia Católica. Por ejemplo, luchando en contra de los métodos anticonceptivos, a pesar de que a diario era testigo de la miseria generada por una superpoblación fuera de control. O manifestándose en contra del divorcio, hasta el punto de plantarse en Irlanda para hacer campaña en el referéndum en contra del mismo..., mientras hacía declaraciones en favor de su amiga íntima Diana de Gales, apoyando su separación del Príncipe Carlos. En cierto modo, hizo un viaje en el tiempo para colocarse en el siglo XIX: el divorcio vale para los "señores" ingleses pero no para los "siervos" irlandeses. También estuvo en España criticando las reformas legislativas que permitieron legalizar el divorcio y el control de la natalidad aunque, de inmediato y como decía siempre en estos casos después de opinar sobre política, aseguraba que a ella no le gustaba "meterse en la política de ningún país"... Aún más, esta mujer que se pasó su vida pidiendo a los demás que tuvieran fe en su Iglesia y en su versión de Jesucristo, en privado dudaba hasta de la existencia de Dios. Para postular su beatificación alabando su fortaleza interna, el padre Kolodiejchuk publicó una serie de documentos personales de la Madre Teresa en los que ella reconocía que no lo tenía muy claro. Los textos presentados por el sacerdote católico recogían expresiones del estilo: "En mi propia alma, siento un dolor terrible por esta pérdida, siento que Dios no me quiere, que Dios no es Dios y que realmente no existe".

- Mac, a estas alturas estoy anonadado...
     
    - Pues queda lo peor, lo más terrible, lo que no le perdono a esta Madre tan poco maternal con sus hijos -Mac Namara adoptó un gesto adusto al llegar a este punto- es su promoción gratuita del dolor y el sufrimiento. Robin Fox, editor de 'The Lancet', como sabes una de las más prestigiosas revistas médicas, criticó severamente en 1994 la atención que se daba a los marginados en los hogares de la Madre Teresa, sobre todo disponiendo de tantos fondos económicos no utilizados. Reveló como los pacientes con tuberculosis no eran aislados de los pobres pero sanos, cómo se reciclaban alegremente jeringas infectadas, cómo se negaban medicamentos analgésicos no porque no se dispusiera de ellos sino porque el dolor está bien visto por la orden: "lo quiere Dios". Un médico inglés, Jack Preger, que trabajó en uno de estos lugares resumió la situación así: "Si uno pretende dar amor, cuidados y comprensión, al menos debe utilizar agujas estériles. Estamos ante la orden probablemente más rica del mundo. Mucha de la gente que sufre y muere en sus locales no tendría por qué hacerlo, desde el punto de vista médico"..., pero lo hacía. Lo hace.


   La verdad es que muchas de las frases que circulan por Internet pronunciadas por ella en distintas entrevistas o ante sus grupos de fieles se presentan como grandes pensamientos humanistas cuando en realidad esconden una visión terrible de la existencia. Veamos algunas: "Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal" (pero el amor es lo contrario del dolor: identificar amor con dolor se llama masoquismo), "Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más" (eso no sirve de nada: el dar debe ser siempre con alegría puesto que si se hace con dolor no generará cosas precisamente positivas), "Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control y podemos confiar plenamente en Él" (qué manía con el sufrimiento: personalmente, me niego a confiar en una divinidad que, para llamar mi atención, me genera dolor..., y desde luego jamás adoraré a ningún ser que quiera controlar mi vida, puesto que la Libertad es una de mis banderas irrenunciables), "No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz" (este ramalazo mesiánico es muy peligroso y además completamente inútil: nadie puede salvar a otra persona más que a sí mismo..., y ya hay bastante trabajo con uno), "Los niños son como las estrellas. Nunca hay demasiados" (¿nunca? ¿ni siquiera cuando no tienes con qué alimentarlos, vestirlos y atenderlos y mueren con las barrigas hinchadas y los ojos comidos por las moscas?), "No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar" (soberana idiocia: ¿de verdad alguien puede pensar que un espíritu se pasará la eternidad tumbado a la bartola tras apenas setenta u ochenta años de hacer cuatro cosas en este planeta?).

- Y para rematar, hablando de doble moral... -continúa Mac Namara- En los últimos años de su vida, la Madre Teresa padeció diversos problemas de salud. Por ejemplo, en  abril de 1996, se fracturó la clavícula y cuatro meses después caía víctima de la malaria y sufría una insuficiencia coronaria. ¿Fue atendida con jeringuillas recicladas y muchas oraciones mientras se le indicaba que aprovechara para disfrutar de su sufrimiento? No, se internó en un hospital de California dotado de la mejor tecnología para tratar sus enfermedades. Esto causó una buena polémica en su momento, rápidamente acallada en los medios de comunicación... Hasta el arzobispo de Calcuta, Henry Sebastian D'Souza, ordenó a uno de sus sacerdotes practicar un exorcismo a la religiosa, aduciendo que podía haber sido atacada por el diablo. Con exorcismo o sin él, dejó este "valle de lágrimas" en 1997.

- Supongo que no la echas de menos...

- En absoluto -sentenció mi gato conspiranoico. 









 








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