Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

miércoles, 13 de junio de 2012

La ciberguerra ha comenzado

A finales de diciembre del año pasado, coincidiendo con el Día de los Santos Inocentes, la multinacional norteamericana McAfee, especialista en seguridad informática (o en inseguridad: siempre he sospechado que las empresas antivirus son las mismas que generan los virus con que nos infectan los computadores para luego poder vendernos los milagrosos antivirus que los curan de inmediato), publicaba un documento de "predicción de amenazas" para el año que vivimos ahora mismo. Sus principales advertencias, basadas en la "masiva dependencia de las redes tanto militares como gubernamentales de los sistemas informáticos" eran las siguientes:

* Se multiplicará la aparición de certificados digitales falsos destinados a afectar las infraestructuras críticas así como la navegación segura por Internet y las transacciones on line. La creciente sustitución del dinero real, contante y sonante, por el dinero virtual creado por las autoridades financieras y con el cual se han inflado las crisis de los últimos decenios (en especial, ésta última que trae a todo el mundo de cabeza porque ningún poder político se atreve a intervenir directamente el cáncer financiero que la disparó) anima a todo tipo de aventureros a intentar robarlo a través de Internet. Pocas personas se han percatado de que ya no hay ladrones robando bancos pistola en mano, porque en los bancos no hay dinero físico que robar. 

* El famoso movimiento hacker que firma con el elocuente nombre de Anonymous "se reinventará o desaparecerá" mientras que otros grupos unirán sus fuerzas para redoblar los ataques contra "políticos, líderes industriales y jueces" con mayor intensidad que la que hemos visto hasta ahora. Anonymous surgió en su día como un movimiento más de diversión que otra cosa, pero hoy aparece envuelto en todo tipo de banderas relacionadas con la libertad de expresión e independencia personal, aunque existen todo tipo de sospechas sobre el liderazgo oculto que lo impulsa (personalmente, hay uno de sus eslóganes que no me gusta un pelo: We are legion -Somos legión-).

* Descenderá el volumen de spam o correo basura aunque se incrementará el conocido como "spam legal" que emplean las agencias de publicidad para conseguir direcciones de correo electrónico.

* Y quizá la más importante, por la alarma que genera su sola posibilidad: todos los países (y cuando dice todos se refiere a todos) deberán extremar las medidas de prevención ante la inminente puesta en marcha de una ciberguerra que afectará a los sistemas informatizados de las infraestructuras básicas, incluyendo el agua, la electricidad, el gas y otras...

Pues resulta que sí, que la ciberguerra ya ha empezado, o ésa es al menos la sensación de los diversos expertos y analistas que han publicado en los últimos meses algunas informaciones al respecto... Ataques cibernéticos de diversa intensidad se han producido desde finales del siglo XX, aunque han ido in crescendo en los últimos tiempos con sistemas de todo tipo hackeados en Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y muchos más países. De hecho, hace poco tiempo se reunía en la localidad mexicana de Cancún un grupo de especialistas internacionales convocados por otra importante compañía antivirus, Kaspersky, para analizar la cuestión y entre las conclusiones aportadas afirmaban que al menos una de cada diez grandes empresas ya ha sufrido
ciberataques. Y habría que ir desterrando la imagen tan cinematográfica del listillo joven, con gafitas y acné, que junto con su colega regordete y barbudo son capaces de saltarse las contraseñas para entrar hasta en la web del Pentágono empleando un simple Mac instalado en el garaje de la casa paterna... El director de Ciberseguridad y Crimen de Interpol, Michael Moran, uno de los participantes en la cita de Cancún, alertaba de que el grado de complejidad de los últimos ciberataques es de tal calibre que sólo puede ser achacado a "grandes y poderosas organizaciones", incluyendo en este vago término a organizaciones terroristas, redes criminales y..., ¡gobiernos legítimos!

El propio secretario de Defensa de los EE.UU., Leon Panetta, reconocía recientemente que es verdad que existe "la capacidad cibernética para tumbar nuestras redes eléctricas o paralizar nuestro sistema financiero", motivo por el cual "tenemos que estar preparados no sólo para defendernos contra esta clase de ataque sino, en caso necesario, para tomar la ofensiva". Unas palabras que suenan especialmente cínicas cuando todo parece indicar que dos de los virus más poderosos que están circulando ahora mismo por el planeta, Flame (descrito por Kaspersky como una de las ciberarmas más completas y avanzadas descubiertas públicamente hasta el momento) y Stuxnet, podrían haber sido puestos en marcha precisamente desde territorio norteamericano. El propio The New York Times aseguraba a primeros de este mismo mes de junio que el presidente estadounidense Barack Obama había ordenado utilizar el Stuxnet contra Irán (aunque se sabe que ha afectado al menos a quince países más, incluyendo Reino Unido y Alemania) para boicotear y retrasar el programa nuclear de este país..., a lo que hay que sumar que expertos informáticos han demostrado los puntos de contacto entre ambas ciberarmas, al menos en su inicio. Según sus análisis, el código fuente de al menos un módulo de Flame fue empleado también en Stuxnet, aunque en la actualidad parecen trabajar de forma independiente.

Con este panorama, ¿no resulta muy extraño que gobiernos y empresas aprovechen excusas como la ecológica o la económica para animar masivamente a todo el mundo a trabajar "en la nube", alojando ahí todo tipo de datos, análisis, correos, etc., cuando no está en absoluto garantizada su seguridad? ¿A nadie le llama la atención que sea tan barato o incluso gratis alojar semejante volumen de información, teniendo en cuenta el dinero que cuesta la tecnología necesaria para hacer realidad la "nube" y los mismos servidores encargados de mantenerla? 

Si me gustara pensar mal, llegaría a la conclusión de que alguien está esperando pacientemente a que se coloquen allí "arriba" todos los documentos de importancia, antes de provocar un gran apagón con cualquier excusa (una guerra, una catástrofe, un crack energético, cualquier cosa similar..., siempre que tenga un alcance más o menos mundial) de manera que:  

a) el acceso quedara restringido a unas pocas personas, que dispondrían en exclusiva de ese inmenso banco de datos, y

b) el resto de la población caería con facilidad en un gran caos internacional en cuestión de minutos. Un caos que desataría el pánico. Un pánico que llevaría a la población a exigir orden. Cualquier tipo de orden...

Uf, estoy pensando ya como mi gato conspiranoico.






1 comentario:

  1. Estados Unidos e Israel crearon el Flame. Aquí lo cuentan:
    http://www.elmundo.es/elmundo/2012/06/20/navegante/1340173299.html

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