Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

lunes, 28 de febrero de 2011

El tesoro del Códice de Dresde

El que dijo que nuestro planeta había perdido el sabor de la aventura y el romanticismo de los antiguos exploradores porque ya está cartografiado de arriba a abajo demostró ser tan ignorante como ese otro según el cual la Historia terminó el día en que se desmoronó la Unión Soviética. Todo lo contrario: vivimos en un mundo lleno de misterios y evasivas, con multitud de habitaciones en penumbra que esconden grandes secretos, inimaginables para los que son incapaces de ver más allá de su propia nariz, de tocar más allá de las yemas de sus propios dedos. 

Secretos que en el fondo no lo son tanto, ya que un observador minucioso y constante (virtudes ambas que escasean en nuestra entontecida época contemporánea) no sólo no se sorprenderá de cuanto sucede en este colegio-para-seres-humanos donde nos hemos automatriculado sino que incluso podrá anticipar lo que va a ocurrir después. No es una cuestión de videncia, sino de prospectiva (y también de perspectiva), porque para saber lo que va a ocurrir no necesitamos adivinar el futuro: sólo proyectar el presente. Como proponía hace poco en cierta red social un amigo y colega de la Universidad de Dios: “Déjame que adivine tu futuro utilizando la arcana técnica de estudiar tu presente”…

Vivimos un momento complicado, pero muy interesante, de los que merecen la pena ser vividos, si uno sabe sacarle el jugo. Se abren y cierran puertas constantemente y todo se revela frágil, caduco y fugaz. Los antiguos conceptos fijos e inmutables, los vínculos imperecederos, los proyectos colosales e interminables…, todo eso que nunca fue tal (que sólo poseía la apariencia de serlo) se desmorona y se desvanece. Hasta las pirámides de Egipto, ésas a las que el tiempo temía según la leyenda, se descascarillan y se convierten poco a poco en un montón de gravilla sin sentido. Es como en esas secuencias de las películas de terror donde el vampiro, tras recibir la estaca en el corazón, sufre en pocos segundos el paso acelerado de los siglos que habían sido temporalmente detenidos por el poder de la oscuridad que le animaba..., y, así, de cuerpo amenazante pasa a ser cadáver corrupto primero, esqueleto después, y polvo que se lleva el viento al final.

De repente, se ha abierto ante nosotros una ventana hacia la eternidad y al contemplar el abismo hemos empezado a comprender que lo que parecía importante en realidad nunca lo fue. No es extraño que el miedo reine en el mundo, sombra oscura que impera en los corazones amedrentados. Ahora vamos estando en disposición de comprender que sólo aquéllos lo suficientemente valientes como para sacrificarse a sí mismos colgándose de Yggdrasill como hiciera nuestro viejo compadre el Gran Dios Gris pueden sobrevivir incólumes y contemplar inmutables la acción tremebunda de la piedra de molino que todo lo aplasta. Pueden sonreír incluso, ante la intimidante incertidumbre.

Así que se multiplican los buscadores de significado, los arúspices de las entrañas de las viejas culturas, los investigadores de la fórmula mágica que resuelva el enigma..., pero todos ellos están condenados al fracaso porque siguen mirando donde no deben. Igual que el Nasrudin del cuento que, aquella noche, buscaba en su casa la moneda que había perdido en la plaza, y la buscaba en su casa porque allí tenía luz y en la plaza estaba tan oscuro que no se veía nada. 

Uno de los cuentos favoritos de estos investigadores errados es el del fin del mundo en 2012 según las presuntas profecías mayas, de las que ya hemos hablado en alguna otra ocasión en este blog… Es todo tan idiota como que está científicamente bastante claro que ni siquiera vivimos en el año 2011, ya que se han producido numerosos errores en la datación histórica empezando por la fecha facilitada para el año cero por el monje Dionisio el Exiguo y continuando por el hecho de que la cuenta de los años tal cual la empleamos hoy día se remonta a sólo unos pocos siglos más atrás. Las fechas que empleamos para los distintos acontecimientos del mundo antiguo y medieval son, en realidad, tan ambiguas como orientativas. Expertos hay, en otro lugar de esta bitácora se ha contado, que consideran que en realidad llevamos unos 300 ó 400 años menos vividos de los que oficialmente figuran en los libros de Historia.

Pero, aún admitiendo la falacia de que realmente el próximo 21 de diciembre de 2012 coincidiera exactamente con la fecha que en su día calcularon los eruditos mayas, lo único que indica ese calendario no es la destrucción del planeta ni de la humanidad ni de nada semejante, sino el final del tiempo llamado por esta cultura el Cuarto Sol y el comienzo del Quinto Sol. ¿Y eso qué significa? Pues lo que cada uno quiera creerse: desde el desembarco de las grandes fuerzas cósmicas que iluminarán hacia una nueva era a nuestro planeta gracias a la conjunción estelar de blablaba hasta la aparición del reino del Anticristo que someterá al dolor y la esclavitud a todos los humanos menos a los elegidos que luego blablabla, pasando por el momento en el que los klingon definitivamente destruyen la nave Enterprise y comienzan su conquista de la Tierra y blablabla. En el mercado de las fes y las creencias,el muestrario es infinito.

Una muestra de cómo entender mal las cosas. Un matemático alemán llamado Joachim Rittsteig, que afirma llevar casi 40 años estudiando el Códice Maya de Dresde, acaba de anunciar que ha descubierto en uno de sus capítulos las pistas para encontrar un gran tesoro de oro, ocho toneladas de oro puro para ser exactos, en las aguas del lago de Izabal de Guatemala. Rittsteig afirma que, tal y como se explica en el códice (mmmh..., pero ¿de veras existe algún contemporáneo nuestro que comprenda ese lenguaje de un mundo perdido, casi extraterrestre?) el 30 de octubre del año 666 (!) antes de Cristo un terremoto destruyó Atlan, la capital maya (Aztlan, entre los aztecas). La ciudad se hundió en este lago ubicado al este del territorio guatemalteco y él afirma haber localizado sus restos gracias a imágenes de radar tomadas en la zona. Hasta señala la existencia de un sarcófago de piedra entre las ruinas de una fortaleza que podría contener el oro...

Por cierto, tanto metal áureo no pertenecía al Banco Central Maya sino que era el material, el soporte físico, sobre el que se inscribieron las leyes mayas, según Rittsteig. En total, 2156 tablillas de oro. Pero eso le interesa menos que el valor económico de semejante tesoro, que estima en unos 211 millones de euros, unos 290 millones de dólares. Con este señuelo, el matemático está buscando patrocinadores para organizar una expedición a Guatemala que le permita recuperar tan codiciado premio y de paso hacerse rico y famoso.

Y ahí tenemos un nuevo ejemplo de cómo funcionan las cosas. En lugar de pensar en el valor de los textos que podrían encontrarse en estas tablas (si es que realmente existen y pueden ser localizadas y recuperadas), en lugar de tasar el valor de toda una ciudad sumergida (más, si se supone que fue una capital maya), en lugar del tasar el valor de lo que supone recuperar un importantísimo fragmento de la historia humana..., lo que nos interesa es el valor del oro.

El tiempo dirá si Rittsteig conseguirá su objetivo o se convertirá en una versión moderna de Juan Moricz y su Cueva de los Tayos.

viernes, 25 de febrero de 2011

Las reglas de Gates

Bill Gates es un tipo que no me cae especialmente bien, pero supongo que en esto no me diferencio mucho de la inmensa mayoría de los que se han beneficiado del espectacular desarrollo de la informática (a la que él tanto ha contribuido) durante los últimos treinta o cuarenta años. Todavía me acuerdo de cuando las pantallas de los ordenadores eran verdes, las letras blancas y los PCs más desarrollados no tenían ni la mitad de la mitad de la potencia que tiene hoy cualquier teléfono móvil de los más normalitos. Con la memoria de pez que caracteriza nuestra sociedad (qué razón tenías, Sócrates) ya hemos olvidado la revolución que supuso la aparición de la primera versión del Word de Microsoft, la empresa de Gates, para todos aquéllos que vivimos de juntar palabras. Siempre he dicho que este tipo de programas de edición y escritura me parecen el invento más útil desde la creación del alfabeto y cualquiera que haya escrito un documento de más de dos o tres páginas de extensión entenderá lo que digo...

Más allá del romanticismo y la belleza estética de rasgar el pergamino con una pluma para crear hermosos caracteres góticos, ni siquiera la aparición del bolígrafo y los papeles modernos de distinto gramaje mejoran las facilidades de los computadores modernos con sus múltiples posibilidades para escribir y reescribir guardando diversos borradores, cambiando párrafos de sitio y caracteres de tamaño, comprobando automáticamente la ortografía, imprimiendo a petición del usuario, etc. Y de lo de escribir a máquina ya ni hablamos, por muy cinematográfica que sea la imagen del tipo remangado en una habitación llena de humo y con la botella de whisky al lado tecleando hasta dejarse las huellas dactilares con ese eterno clac-clac-clac de fondo, aderezado con un whiiiiiiirp extra del carro, al final de cada línea. Si yo tuviera que publicar un artículo cada día en este blog escribiéndolo a la antigua usanza (incluso con máquina de escribir), ni siquiera me hubiera planteado la posibilidad de poner en marcha esta aventura.

Sí, los que nos dedicamos a esto de las palabras, nos guste o no, le debemos mucho a William Henry Gates III (aunque sigo sin fiarme, por principio, de alguien que coloca números romanos al final de su apellido, como si fuera un poderoso monarca de la Antigüedad), más conocido como Bill Gates o Guillermito Puertas, que es la traducción de su nombre a nuestro idioma (imagino que lo de llamar Windows, es decir, Ventanas, a su sistema operativo, fue una especie de guiño/homenaje a sí mismo). Es posible que muchas de las ideas que él popularizó no fueran suyas, sino copiadas del ingenio de otros. De hecho, ahí tenemos toda la tormentosa relación con Apple, que algunos analistas han presentado como si Gates fuera el ejecutivo aquél que se fugó de la empresa Coca-Cola, la primera que empezó a comercializar la "zarzaparrilla de coca" con los secretos necesarios para fundar su principal competidora (la que hoy le ha desbancado en buena parte del sector), Pepsi-Cola. Pero si Gates se aprovechó de la inventiva ajena, su mérito consistió no sólo en sacarle mayor rendimiento personal sino, insisto, en popularizar el uso y disfrute del ordenador a nivel masivo.

Otra cosa es que, subido al carro de la fortuna, la fama y el dinero (es el segundo hombre oficialmente más rico del mundo, según Forbes -aunque según me explicó Mac Namara la clasificación de la revista está falseada porque no aparecen en ella los verdaderamente ricos, los que no tienen sus miles de millones a su nombre aunque los emplean igualmente mientras ellos continúan a la "sombra" de la opinión pública-), se haya dedicado según mi gato conspiranoico a servir en cuerpo y alma los intereses de cierta odiosa casta cuya intención declarada es el gobierno puro y duro del mundo mediante la imposición de una esclavitud progresiva que beneficiará exclusivamente a los nuevos señores feudales y que entre otras cosas supondrá la muerte de más de la mitad de los seres humanos que hoy día existen (suena fuerte pero así lo definía). Qué duda cabe que, si algún elemento técnico ha servido para acelerar la imposición del yugo de la globalización y el manejo de grandes masas a nivel mundial con extraordinaria facilidad y haciéndoles creer que sus decisiones son "personales e independientes", ése es la informática y en especial el PC personal.

Así que Gates, como todo el mundo, tiene una parte divina y otra parte infernal. Una parte por la que estaríamos dispuestos a arriegarnos para salvarla en una catástrofe y otra que no nos importaría lapidar si no hubiera algún impedimento legal o moral dispuesto a hacérnoslo pagar. Es el equilibrio eterno y eternamente inestable que da sentido a la lucha del día a día, que nos hace dudar y gracias a ello nos mantiene vivos y alerta. En ese sentido, podemos aprender tal vez de la parte que nos interesa, aunque escupamos sobre la memoria de la que no nos interesa. Si la encontramos. Hace un tiempo, un lector de este blog me envió una especie de decálogo, Las 11 reglas de Bill Gates, que se supone un resumen de una conferencia que según parece el Señor Puertas impartió en la Universidad de Yale para sus alumnos y para los padres de sus alumnos. No estamos hablando de simples familias de clase media que han tenido que trabajar lo suyo para que sus hijos obtengan una cualificación universitaria, sino de uno de los mayores criaderos de la clase elitista destinada a alumbrar a los gobernantes de ese tremendo mundo futuro sugerido en el párrafo anterior. Para la persona que me envió las reglas, éstas constituyen una especie de panacea, una auténtica "guía para la vida" muy recomendable y que es preciso hacer circular en beneficio de todos. ¿Lo son?

Llama la atención el contenido de este decálogo (aunque en realidad son 11 y no 10 las normas establecidas..., ¡tal vez Gates pretendía superar la importancia de otras diez leyes muy famosas impresas en ciertas tablas de piedra!) porque resulta en muchos puntos contraproducente respecto al mensaje general que se transmite a la mayoría de los estudiantes, los que sí son de familias corrientes, en la escuela norteamericana (y en la europea). Como si a éstos últimos, la gran mayoría, se les transmitiese un montón de vaguedades y lugares comunes, mientras a los cachorros de la Dirección se les facilitaran las leyes verdaderas, y desde luego despiadadas, para que supieran cómo superar a los primeros en todo momento. Éstas son las reglas de Gates:

2º: AL MUNDO NO LE IMPORTA TU AUTOESTIMA. El mundo sólo espera que logres algo, con independencia de que te sientas bien contigo mismo. 

Estupenda fórmula para triunfar laboral y económicamente en la vida..., y fracasar en lo más importante. Sólo a un tipo frígido desde el punto de vista emocional se le podía ocurrir que el objetivo básico de la vida consista en "lograr algo" que no incluya el sentirse bien con uno mismo. ¡Pero si uno mismo es la única persona con la que vamos a estar durante toda nuestra vida! ¿No debería formar parte de nuestras prioridades el querernos, comprendernos y asumirnos..., y gracias a eso estar bien con nosotros? De hecho, me parece que la única forma de lograr algo verdaderamente trascendente durante nuestra vida es hacerlo desde dentro de nosotros mismos, no desde nuestro implantado sentido-de-la-productividad-económica.

3º: NO GANARÁS 5.000 DÓLARES SEMANALES JUSTO NADA MÁS TERMINAR LA UNIVERSIDAD. Tampoco serás vicepresidente en tan poco tiempo. Sólo conseguirás una cosa y otra después de ganarte ambas cosas con tu esfuerzo.

Extensión de la regla anterior. Está bien entender que el esfuerzo está en la base del logro y que sólo si uno trabaja duro conseguirá los objetivos que anhela, en contra de esa estupidizante política de igualdad al estilo régimen socialista con que se bombardea a los alumnos de los colegios no de elìte de nuestro mundo occidental para inculcar en la mente de la mayoría de personas que más vale no destacar y ser uno más del rebaño de ovejas. Sí, está bien..., pero de nuevo parece que lo único importante es ganar mucho dinero y un puesto laboral y social relevante.

4º: SI PIENSAS QUE TU PROFESOR ES DURO, ESPERA A TENER UN JEFE. Ése sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.

Una gran..., falsedad. Un lugar común, tan vago e inexacto como el de que todos los empresarios son gente marrullera que no está pensando más que en estafar a sus trabajadores y hacerse de oro con el trabajo ajeno. Yo he tenido varios jefes a lo largo de esta última reencarnación, y cada uno ha sido muy diferente. Y, sí, también los he tenido duros..., pero justos y capaces de enseñarme (si yo quería aprender lo que ellos podían mostrarme, cosa que creo que hice y por lo que les estoy agradecido: soy buen observador). Los prefiero mil veces a esos otros de palabras amables y obsequiosas, pero de trasfondo traicionero y sinvergüenza. En cuanto a comparar profesor y jefe..., es como comparar aprender a montar en bicicleta cuando eres niño con aprender a conducir un coche siendo adulto. O al mismo niño con el adulto. Cada nivel tiene su dificultad.

5º: DEDICARTE A PREPARAR HAMBURGUESAS NO TE HACE PERDER LA DIGNIDAD. Tus abuelos llamarían a eso "tener una oportunidad".

 Insistimos en el tema económico, pero sí: aquí estamos de acuerdo. Todos los trabajos son dignos. Todos. Y en todos podemos prosperar si sabemos aprender y practicar bien lo aprendido. Y respecto a tantas personas que se quejan por lo aburrido, mal pagado, peligroso o estupidizante de su oficio (que, por cierto, suelen ser las mismas que no hacen absolutamente nada por formarse y buscar otro mejor), recuerdo aquel chiste del cepillo de dientes que se lamentaba de lo asquerosa que era su labor de limpiar la boca de su amo..., hasta que se encontró con el papel de WC y éste le contó lo que hacía él.

6º: SI METES LA PATA NO ES CULPA DE TUS PADRES. Así que no lloriquees por tus errores: más bien, aprende de ellos.

 También de acuerdo..., en parte. Tenemos la tonta tendencia a pensar que sólo los éxitos y triunfos son interesantes, mientras que los errores y los fracasos no sirven más que para sentirnos mal. Sin embargo, podemos aprender mucho más de algo que hemos hecho mal que de algo que hemos hecho bien (puesto que si ha salido bien, ya sabemos todo lo que teníamos que saber al respecto para repetirlo una y otra vez). De todas formas, el decálogo insiste también aquí en el desapego emocional y el desarraigo familiar, cuando la importancia de la familia es capital: los hijos son fotocopias de los padres y, a menos que hayan llevado a cabo un intenso trabajo personal consigo mismos para cambiarse conscientemente, se limitarán a reproducir los comportamientos paternos, con sus mismos vicios y sus mismas virtudes, a lo largo de toda su vida. Les guste o no. 

7º: ANTES DE QUE NACIERAS, TUS PADRES NO ERAN TAN ABURRIDOS: EMPEZARON A SERLO AL CUIDARTE, LIMPIARTE Y PAGAR TUS CUENTAS. Así que, antes de emprender tu lucha en defensa de las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación.

Extensión de la regla anterior, que parece diseñada para separar aún más a los padres de los hijos y culpabilizar a éstos últimos, convenciéndoles de que sus progenitores no llegaron más lejos por su culpa. Por cierto, es otra regla falsa. Se puede cuidar a un hijo y tener una vida cualquier cosa menos aburrida (hablo por pura experiencia en sucesivas reencarnaciones) y también se puede luchar por "las selvas vírgenes" y limpiar periódicamente la habitación.

8ª: EN LA ESCUELA PUEDE HABERSE ELIMINADO LA DIFERENCIA ENTRE GANADORES Y PERDEDORES; PERO EN LA VIDA REAL, NO. En el colegio te dan las oportunidades que necesites para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. En la vida real, cada oportunidad te pasa factura.

Relacionada con las reglas 2ª y 3ª, ésta es una idea cierta pero incompleta. Para empezar, volvemos a lo de siempre: ¿qué entendemos por "ganador"? ¿El tipo que es vicepresidente y gana 5.000 dólares semanales? ¿Probablemente el mismo tipo egoísta, frígido y trabajoadicto que ha tenido que sacrificar familia, pareja y amigos para llegar y mantenerse donde está? Por lo demás, es cierto que la vida pasa factura..., pero también abona lo que a uno le corresponde: ¡ya está bien de considerarla como una enemiga declarada! La vida, la Naturaleza, puede ser dura pero también es justa. Y tarde o temprano acaba poniendo a cada cual en su lugar. Aunque lo haga a su ritmo, que no es el nuestro.

9ª: LA VIDA NO SE DIVIDE EN SEMESTRES. No tendrás cuando seas adulto largas vacaciones de verano en lugares lejanos y muy pocos jefes tendrán algún interés en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre, que será muy poco.

Si tenemos muy poco tiempo libre en nuestro mundo contemporáneo es gracias a decálogos como éste, que nos impulsan a la búsqueda exclusiva del triunfo laboral en lugar de al personal. No deja de ser un sarcasmo que la nuestra haya sido llamada "la sociedad del ocio" y que nos sigan vendiendo un montón de trastos para "facilitar las tareas del hogar" cuando tenemos menos tiempo que nunca para dedicarnos a lo que realmente queremos hacer. Claro, la vida no se divide en semestres..., sino en trimestres a efectos de impuestos, presentación de balances, proyectos de objetivos y demás. 

10ª: LA TELEVISIÓN, EL CINE Y LOS VIDEOJUEGOS NO SON LA VIDA DIARIA. En la vida cotidiana, la gente tiene que salir del café de la película para ir a trabajar.

Estupendo. Entonces, que alguien me explique por qué la industria del "entretenimiento" es ahora mismo una de las más boyantes del mundo (entre las legales) y por qué las autoridades de todo el planeta están encantadas de que pasemos nuestro escaso tiempo libre hiptnotizados frente a las pantallas de televisión ("el arma definitiva del doctor Goebbels", como la definió el inolvidable Bonvi en sus Sturmtruppen), espiando y comentando las insulsas vidas de las estrellas de cine o estupidizados con todo tipo de juegos audiovisuales (hay que releer El juego de Ender de Orson Scott Card). Que alguien me lo explique..., aunque ya sé la respuesta.

11ª: SÉ AMABLE CON LOS "EMPOLLONES". Existen muchas probabilidades de que acabes trabajando para uno de ellos.

Esta regla suena a broma personal del propio Gates: él mismo, un prototipo de "empollón", con toda la carga de frustración personal que arrastra esa palabra durante la juventud. No obstante, la realidad es justo la contraria: mi experiencia me dice que, precisamente los alumnos excesivamente dóciles y estudiosos de pequeños, de mayores suelen ser (salvo excepciones) los esclavos perfectos al servicio de aquéllos otros mucho más canallas y con menos escrúpulos y cuya mayor habilidad consiste en aprovechar las ideas y los talentos ajenos para explotarlos en su propio beneficio.

Y aunque parezca que me he saltado una norma, no es así. He dejado a propósito la regla número 1 para el final, porque me parece la más mentirosa de todas (y también la más peligrosa para inculcarla en otras personas). Además, contiene en sí misma el porqué de considerar a Bill Gates, con todo su dinero y su posición social, como un ser humano fracasado..., si realmente cree en ella. Esa regla es:

1º: LA VIDA NO ES JUSTA. Acostúmbrate a ello.

En la regla 8ª había una referencia similar a este concepto pero si la vida es algo, es precisamente eso: justa. Otra cosa es que entendamos las normas y los tiempos de esa justicia, de la justicia en general. Es muy divertido escuchar a las personas que han pasado por un juicio, cómo opinan sobre su experiencia. Excepto casos de extraordinaria lucidez, por lo común el que ha resultado beneficiado por una sentencia cree que "se ha hecho justicia" mientras que el que ha resultado perjudicado opina que "no existe la justicia en este país". Lo cierto es que la Justicia, con mayúsculas, se basa en el equilibrio y la Naturaleza es un prodigio de equilibrios: ni un solo ladrillo del universo se mueve de sitio en una esquina si en la otra no se reajusta el ladrillo correspondiente. En nuestro absoluto desconocimiento propio de primates vanidosos y narcisos, nos creemos que sabemos lo suficiente sobre cómo funciona todo (cuando nuestros mejores científicos reconocen que no saben qué es la "materia oscura", con la que está edificado el 90 por ciento -¡¡¡el 90 por ciento!!!- del universo) y que de verdad "el hombre es la medida de todas las cosas", cuando somos menos que el piojo de un piojo en la inmensidad de lo creado.

Pues resulta que la Naturaleza tiene sus propias reglas de funcionamiento, que pueden coincidir o no con las que las sociedades humanas se dan a sí mismas (hoy todo el mundo se declara profundamente demócrata y la democracia aparece como el sistema político ideal, pero hace un siglo los totalitarismos aparecían como ideales, y en el siglo anterior lo eran los imperios, y así sucesivamente) pero que se basan en un estricto quid pro quo, como dirían los antiguos romanos. El refranero, que recoge la experiencia y el saber de las generaciones que nos precedieron, apunta algunas aplicaciones prácticas en frases muy conocidas que no hacen más que resaltar que "el que la hace la paga" o "el que siembra vientos recoge tempestades". Frases técnicas, que coinciden con las enseñanzas de diversos maestros espirituales, al estilo de "haz a los demás aquello que quieres que te hagan a ti".

Por resumirlo mucho: todo aquello que hagamos, nos será devuelto en un momento u otro, y con intereses, en función de nuestra intencionalidad o no y de nuestra responsabilidad en lo ocurrido, la reconozcamos o no ante los demás. Eso es Justicia. 

Que la devolución sea en una moneda que no esperamos (y por eso no la reconozcamos) o que el proceso judicial cósmico instruido por la diosa Maat se alargue en el tiempo y acabemos recibiendo sentencia 30 años después de los hechos que la propiciaron, no es más que una muestra de nuestra ignorancia sobre cómo funciona el asunto.

jueves, 24 de febrero de 2011

La mujer de otra dimensión, 3ª parte

Iba a escribir hoy sobre otro asunto pero la actualidad manda y la actualidad se relaciona con una entrevista que me ha enviado por correo electrónico una colega de la Universidad de Dios y que está probablemente relacionada (ya he dado la pista en el título del comentario, así que no es ninguna sorpresa) con el caso de Luz, la mujer que se pasea entre dimensiones como quien cambia de departamento en unos grandes almacenes. Creo que es la primera vez en el blog que el mismo asunto ocupa tres artículos casi consecutivos pero me dejo llevar por las circunstancias porque hay varios lectores que han quedado intrigados con esta historia y quieren saber más y más (pero mucho mááás...).

Lo que sigue podría ser una explicación a la experiencia de esta mujer, al tiempo que una excursión a las siempre escurridizas y alucinantes fronteras del espacio-tiempo en el mundo cuántico: ese territorio inexplorado en el que que sólo se internan los exploradores de la ciencia de vanguardia (al igual que en tiempos pretéritos lo hicieran los de la ciencia arcana). El texto que me remitía mi colega se publicaba en la sección de La Contra del diario La Vanguardia de la que ya hemos hablado en alguna ocasión por la proliferación de personajes heterodoxos y difíciles de encontrar en otros medios de comunicación que aparecen publicados en ella. Las preguntas, en esta ocasión, son para el francés Jean Pierre Garnier Malet, que es calificado como "padre de la teoría del desdoblamiento del tiempo" (reconocido como tal tras la publicación de sus trabajos en la prestigiosa revista científica neoyorquina American Institute of Physics, en 2006) y, no, no estamos ante un científico loco escapado de un relato de Lovecraft sino ante un señor de 70 años con una trayectoria contrastada a sus espaldas que incluye un doctorado en Física y una especialización en mecánica de fluidos. Pero dejemos que sea él mismo quien hable...

* "Mi teoría explica que (...) tenemos dos tiempos diferentes al mismo tiempo: un segundo en un tiempo consciente y miles de millones de segundos en otro tiempo imperceptible en el que podemos hacer cosas cuya experiencia pasamos luego al tiempo consciente. Esto sucede sin enterarnos: adquirimos una síntesis instantánea de un análisis que he realizado en otro tiempo aunque no tenga la memoria de ello (...) en cada instante presente poseo un tiempo imperceptible en el cual fabrico un futuro potencial, lo memorizo y en mi tiempo real lo realizo."

* "Tenemos la sensación de percibir un tiempo continuo. Sin embargo, tal y como demuestran los diagnósticos por imágenes, en nuestro cerebro se imprimen solamente imágenes intermitentes. Entre dos instantes perceptibles siempre hay un instante imperceptible. Como en el cine, que vemos 24 imágenes por segundo y la 25 no la vemos, es subliminal. En publicidad se ha empleado ese tipo de imágenes para influir con éxito en nuestro comportamiento, lo que demuestra que lo subliminal es accesible a nuestra memoria. El desdoblamiento del tiempo ha sido probado científicamente y la teoría ha dado justificaciones a escala de partículas y a escala de sistema solar (...) El fenómeno del desdoblamiento del tiempo nos da como resultado el hombre que vive en el tiempo real y en el cuántico, un tiempo imperceptible con varios estados potenciales: memoriza el mejor y se lo transmite al que vive en el tiempo real."

Garnier reunió sus experiencias en el libro Cambia tu futuro por las aperturas temporales. Aunque los párrafos anteriores puedan sonar un tanto extraños e incluso incomprensibles para los neófitos, hay que precisar que gracias a su teoría del desdoblamiento temporal los científicos han logrado explicarse situaciones muy concretas. Por ejemplo, la llegada al cinturón de Kuiper de una serie de planetoides que se relacionan con las explosiones solares de envergadura. Pero lo que más nos interesa en este momento radica en el siguiente párrafo, el que más luz arroja sobre el caso de Luz (valga la redundancia):

* "Podríamos decir que entre el yo consciente y el yo cuántico se da un intercambio de información que nos permite anticipar el presente a través de la memoria del futuro. En Física esto se llama hiperincursión y está perfectamente demostrado. (...) En los años 20, Paul Langevin demostró que si un gemelo viajaba a la velocidad de la luz, envejecía menos que el que se quedaba quieto. A Langevin no le creyeron. Hubo que esperar cincuenta años: en 1970, gracias a los relojes atómicos, se comprobó esa ley (...) Si puedo viajar a velocidades prodigiosas, un microsegundo se convierte en un día entero. Cuando regreso, no sé si me he ido, puesto que he estado ausente un microsegundo (...) Otra propiedad conocida en Física es la dualidad de la materia: es decir, una partícula es a la vez corpuscular, un cuerpo, y ondulatoria, una energía. Somos a la vez cuerpo y energía, capaces de ir a buscar informaciones a velocidades ondulatorias (...) cuando estamos más profundamente dormidos y tenemos nuestra máxima actividad cerebral, se da el intercambio entre el cuerpo energético y el corpuscular. Y es ese intercambio el que permite arreglar el futuro que ha creado durante el día, lo que hace que al día siguiente su memoria esté transformada (...) ese intercambio de información permanente es el que crea el instinto de supervivencia y la intuición." 


¿No contaba Luz que todo empezó al levantarse un día de la cama y de pronto las cosas habían cambiado respecto a la noche anterior? Y, recordemos, un microsegundo convertido en un día entero... ¿significa que unas horas de sueño no equivaldrían, en ese estado alternativo, a los meses perdidos por nuestra desorientada viajera espaciotemporal? 

No acaba ahí la cosa. Jean Pierre Garner Malet aún añade algunos detalles interesantes sobre sus investigaciones, aunque en otro ámbito diferente (si bien muy importante para los seres humanos en general):


* "Si por ejemplo pienso en una catástrofe, ese potencial hecho ya se ha inscrito en el futuro y puede sufrirla usted u otro. De manera que la conclusión es: 'No pienses en hacer a los demás lo que no quisieras que los demás pensaran en hacerte a ti'. No es una ley moral ni filosófica, es una ley física."


Es decir, no es que tengamos que ser "buenos" para evitar las llamas del Infierno y poder reunirnos con el dios barbudo y vestido con túnica blanca que se supone vive en las nubes, sino porque simple y llanamente nos interesa ser buenos para que las cosas nos vayan bien en la vida...  Y aún queda otro consejo muy llamativo, que explica el porqué de que alguien se inventara oraciones para antes de dormir del estilo de la de "Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan..."


* "Controlar el pensamiento es muy difícil de día, pero justo antes de quedarnos dormidos tenemos un minuto y basta con que controlemos durante ese minuto: ésa es la manera de conectar con esa parte energética, llamémosla el doble, para pedirle que solucione los problemas. No es una oración, sino una relación, y hay que dejar totalmente las riendas al otro: las noches están para eso. La noche no sólo permite borrar potenciales no deseados sino que también nos guía los pensamientos del día siguiente."


Ni el pulgar oponible, ni la inteligencia, ni la cultura, ni ninguna otra tontería similar. Es la conciencia..., la conciencia es la clave de todo: es lo que realmente nos hace humanos, en el sentido superior de la palabra.



En el álbum Come un cammello en una grondaia (Como un camello en un canalón), Franco Battiato cantaba, en 1991, una canción titulada L'ombra della luce (La sombra de la Luz):

Defiéndeme
de las fuerzas contrarias
en el sueño nocturno
cuando no soy consciente.
Cuando mi sendero se hace incierto.
Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más.

Devuélveme
a las zonas más altas,
a uno de tus reinos de calma.
Es tiempo de escapar de este ciclo de vida.
Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más... 

miércoles, 23 de febrero de 2011

La quinta bomba

Hace ahora 45 años se produjo el incidente nuclear más grave de la historia de España..., y no fue culpa de españoles sino de norteamericanos. El 17 de enero de 1966, un bombardero estadounidense B-52 y un avión de reaprovisionamiento KC-135 de la Fuerza Aérea Estadounidense que volvían desde Turquía chocaron durante una maniobra de aprovisionamiento cuando se encontraban a unos treinta mil pies de altura justo encima de la costa almeriense. La explosión fue de las que le gusta rodar a Spielberg y ambos aparatos cayeron envueltos en llamas. A pesar de lo tremebundo del siniestro, cuatro de los once tripulantes de los aviones lograron saltar en paracaídas. Lo interesante es que el B-52, como corresponde a su condición de pájaro asesino, transportaba varias bombas termonucleares de un megatón y medio cada una, que cayeron sobre territorio español, muy cerca del pueblo de Palomares. Si hubieran llegado a estallar, lo de Hiroshima y Nagashaki hubiera sido una fiesta de fuegos artificiales en comparación con la explosión resultante... 

Por fortuna, no lo hicieron. Es decir, sí explotaron pero sólo dos de ellas (que cayeron cerca de la localidad) y sólo el detonante convencional encargado de disparar la primera reacción en cadena. Hoy sabemos que llevaban un dispositivo de seguridad que, lógicamente, no estaba activado en el momento del siniestro aéreo, y eso fue lo que impidió el desastre total. Sin embargo, gracias a esa pequeña explosión fueron diseminados unos veinte kilogramos de plutonio muy radiactivo en la zona donde habían caído las bombas. ¿Cuántas bombas? Cuatro, dos de las cuales quedaron intactas: una en tierra y la otra en el mar. 

- Te olvidas de la quinta -interviene Mac Namara, que hacía tiempo que no se presentaba por aquí, pero al que le encanta puntualizarme los datos históricos-, la quinta bomba.

- ¿Qué quinta bomba? Sólo se informó de cuatro -me reafirmo en mi opinión.

- Exacto. Como bien dices, sólo "se informó".  Pero el plutonio radiactivo se disuelve mal en el agua de mar y las mediciones de todos estos años en la región han convencido a más de un experto (otra cosa es que se atrevan a decirlo en voz alta) de que había al menos una quinta bomba que cayó también al mar pero jamás fue encontrada. Y ahí debe seguir a día de hoy...

Acepto la precisión por no discutir con mi gato paranoico. Estos días estoy tan cansado que no tengo muchas ganas de pelearme con nadie, y menos con él. Fueran cuatro o cinco bombas, lo cierto es que en aquella época el incidente de Palomares ocupó lógicamente las portadas y los titulares de los medios de información de todo el mundo pero, tras el revuelo inicial y recuperadas las bombas y restos de los aparatos, el asunto pasó a un segundo plano y poco a poco fue cubriéndose de polvo en los anaqueles de los hechos históricos. Se hicieron muchas fotografías famosas en aquellos días, como por ejemplo la que aparece aquí, obtenida tras ochenta días de rastreo del Mediterráneo por casi cuatro decenas de buques norteamericanos de todo tipo (aunque al final sólo la encontraron gracias al pescador local Francisco Simó, desde entonces conocido como Paco "el de la bomba").  El USS Petrel la sacó del fondo del mar, porque descansaba a unos 900 metros de profundidad. Aunque a primera vista la imagen nos parezca un poco rancia, resulta que es una de las primeras fotos jamás distribuidas de una bomba de hidrógeno norteamericana y en ella aparecen el entonces jefe de la Junta de Energía Nuclear Española en Palomares Antonio Velilla y el general de brigada coordinador español de la operación Arturo Montel junto con dos mandos estadounidenses: el comandante de la Marina de los EE.UU. almirante William S. Guest y el comandante de la Fuerza Aérea general Delmar E. Wilson.

Sin embargo, las fotos más populares (al menos en España) fueron las de la serie protagonizada por el entonces ministro de Información y Turismo Manuel Fraga y el embajador de Estados Unidos en aquella época, Angier Biddle Duke (son los dos que levantan las manos saludando no se sabe muy bien a quién), que se pusieron los característicos bañadores estilo ay-madre-mía-menuda-pinta-llevo para darse un chapuzón en las playas almerienses, que demostrara que no había radioactividad suelta porque todo había quedado muy limpito y recogido y por tanto la gente podía volver a frecuentar la zona sin temor a ver su salud afectada. Un mensaje claramente dirigido al incipiente pero ya muy interesante mercado turístico de sol y playa...

Así que, en poco tiempo, el incidente de Palomares se convirtió en una "batallita" más para contar a los nietos, sin mayor trascendencia que los comentarios sobre los bañadores de Fraga y compañía. Sin embargo, hoy, 45 años más tarde, sabemos algunas cosas que contradicen la versión oficial...

- Ya veo por dónde vas -aprueba, discplicente, Mac Namara- pero te dejo continuar para que te luzcas.

 Doy las gracias a mi gato y aclaro. Ahora resulta que aquello no estaba tan "limpio" y tan descontaminado como durante tanto tiempo nos hicieron creer (y como mucha gente sigue de hecho creyéndolo hoy día) y además los peligros que encierra la zona se cuentan como si todo el mundo los supiera cuando la publicidad que se les ha dado hasta ahora ha sido mínima (inexistente, para según qué detalles). Esta misma mañana una delegación de técnicos norteamericanos encabezada por Glenn Podonsky, director de la Oficina de Salud, Seguridad y Protección del Departamento de Energía de los Estados Unidos (el sonriente tipo de la derecha), ha visitado los terrenos afectados por la caída de las cuatro bombas...

- Cinco.

... De las bombas, en compañía de unos delegados del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) español, con el "compromiso de seguir colaborando con España" en una solución definitiva de limpieza de la región "aunque por el momento no se manejan plazos" (nunca se han manejado, de hecho). Según los datos del propio CIEMAT, quedan unos 6.000 metros cúbicos de tierra contaminada repartidos en tres grandes áreas y una superficie total de 41 hectáreas, "protegidas y valladas" y por tanto "no hay riesgo para la salud humana", aunque los últimos análisis denuncian que la contaminación se ha extendido fuera de esa superficie. Y parte de ella parece ser por americio, que es el producto de la desintegración del plutonio y resulta aún más peligroso. Además, un estudio previo, y menos difundido, cifraba en 50.000 los metros cúbicos de tierra contaminada y eso que EE.UU. ya retiró en su día unas 1.400 toneladas de suelo radiactivo para enviarlos a su planta de tratamiento de residuos nucelares de Savannah, en Carolina del Sur, donde fueron eliminados.

Lo cierto es que  la zona de Palomares está considerada, hoy 23 de febrero de 2010, la más contaminada del mundo por plutonio 239. El 30 por ciento de la población local registraba en su momento trazas de radiactividad. Y aunque el CIEMAT insiste en que, a pesar de ello, no hay peligro si no se ingiere el plutonio y que no se ha detectado ninguna incidencia anormal de cáncer, dos veces al año los habitantes de Palomares que lo desean viajan a Madrid a someterse a exámenes médicos voluntarios. El último dato conocido habla de 118 personas que han dado positivo (aunque la palabra "positivo" resulta aquí contraproducente) con trazas de radiación en unos 4.700 análisis. ¿Por qué, tras 45 años de silencio, parece que de pronto es tan importante, ahora, la limpieza de Palomares? ¿Sobre todo teniendo en cuenta que la vida media del plutonio empleado en esas bombas supera los 24.000 años?

- Pues es obvio: es un lugar interesante para continuar destrozando la costa española mientras un puñado de listillos se hace de oro... 

Mi gato conspiranoico ha querido decir que existen recientes intereses urbanísticos para construir residencias turísticas allí. A raíz de la petición formal para comenzar la edificación se elaboraron unos análisis actualizados que han revelado una radiactividad de 100.000 becquerelios por kilo de plutonio: para que nos entendamos, eso es ¡veinte veces más de lo que el CSN (Consejo de Seguridad Nuclear) considera aceptable para una población! La radiactividad afecta también a los cultivos y a la fauna local. A pesar de ello, y aunque la zona más afectada fue expropiada, a día de hoy se siguen cosechando hortalizas en los terrenos adyacentes que luego son vendidas en toda España. Claro que lo más bizarro de todo es que el CSN recomienda extremar la precaución con el consumo de caracoles, animales que pueden contaminarse muy fácilmente y, sin embargo, ¿cuál es el plato típico de Palomares? ¡Los caracoles, por supuesto!

Y ahora, el remate final: el baño de Fraga y Biddle Duke ¿se produjo realmente en Palomares? ¡Pues no! Sucedió en Mojácar, frente al Parador Nacional de esta localidad a unos kilómetros del lugar del siniestro.

- En realidad hubo dos baños -me interrumpe Mac Namara y, ante mi perplejidad, añade, satisfecho por volver a quedar por encima de mí:- El primero sí se lo dio el embajador de EE.UU. junto con sus acompañantes, en Mojácar. De esta manera intentaba dar el pego sin arriesgarse. Total, la mayoría de los 'yankees' no saben ni ubicar su propio país en un mapamundi, ¡como para distinguir una playa de Almería de otra! Pero los periodistas descubrieron el pastel y fue necesario organizar una nueva 'performance' en la playa de Quitapellejos (¡precisamente!) ya en Palomares. Ahí sí se bañaron todos, Fraga incluido.
  
- Me has reventado la sorpresa final, que yo iba a utilizar para insistir en que nunca hay que fiarse de la información oficial -le reprocho.

Mac Namara sonríe felinamente y añade:

- No tanto, jeje. La razón por la que Fraga y compañía no tuvieron problemas al bañarse en las aguas contaminadas..., es que esas aguas contaminadas ya no estaban allí cuando ellos se introdujeron en la playa, sino que las corrientes marinas las habían desplazado hacia el sur y en aquel momento se encontraban frente a la localidad gaditana de Barbate. Allí acababan de prohibir la pesca y los puertos permanecían amarrados a puerto mientras la porquería radiactiva evolucionaba definitivamente hacia el Atlántico. Pero en Barbate no había ningún periodista: estaban todos en Palomares certificando lo "inofensivo" de los presuntos residuos...

Y eso que todavía falta por encontrar "la quinta".
 

martes, 22 de febrero de 2011

La mujer de otra dimensión, 2ª parte

El viernes pasado revisamos en el blog el caso de Luz y su inquietante experiencia despertando a un mundo que era el suyo pero no parecía el suyo y tal vez en el fondo no lo fuera. La mujer de otra dimensión... Recordemos sus últimas palabras: "¿Sabes lo que pienso?, que somos unos personajes de una especie de video-juego de alguien que nos ha creado (...) como los personajes que nosotros creamos en second-life o algo así... A quien me dirige a mí se le estropeó el sistema un momento y por eso me pasó lo que me pasó..."  Bueno...,  si no las ha visto, hay un par de películas que Luz debería ver para dar más ídem a lo que le ocurrió. Ambas están basadas en la novela titulada Simulacron 3 que publicó en 1964 el escritor norteamericano Daniel Francis Galouye. Ahora que lo pienso, tal vez sería más rápido que leyera la novela, que gracias a los prodigios de la red de redes está gratuitamente (al menos a día de hoy) disponible en Internet a partir de la traducción española que Editorial Ferma publicó en 1967.

Galouye fue el clásico caso de reportero que compatibilizó sus trabajos en la prensa con su creación literaria. Lamentablemente, las heridas que sufrió durante su participación en la Segunda Guerra Mundial, enrolado en la Marina norteamericana, le dejaron secuelas importantes que no sólo le provocaron graves problemas de salud sino que de hecho acortaron su vida hasta el punto de provocarle la muerte con sólo 56 años de edad. Como autor de género publicó en títulos como Galaxy Science Fiction, The Magazine of Fantasy and Science Fiction e Imagination y dejó tras de sí un puñado de relatos no traducidos (que yo sepa) al español pero de títulos sugerentes: Rebirth (Renacimiento), Tonight the sky will fall! (¡Esta noche se desplomará el cielo!),  So very dark (Tan oscuro),  The reality paradox (La paradoja de la realidad) o Reign of the telepuppets (El reinado de las telemarionetas), por citar algunos. Tal vez algún editor contemporáneo se anime a retomarlos, pues no en vano en 2007 Galouye fue galardonado a título póstumo con el premio Cordwainer Smith Rediscovery Award, que se concede a escritores ya fallecidos que, en opinión de la crítica, son más que dignos de ser redescubiertos por los lectores de hoy que nunca le conocieron, ni oyeron siquiera hablar de él.

Pero nuestro hombre también editó cinco novelas, la más famosa de las cuales es, gracias al cine, la citada Simulacron 3. La historia cuenta la vida en una ciudad completamente virtual, generada por ordenador, aunque sus habitantes no son conscientes de este hecho y creen estar viviendo en el mundo real. Esta ciudad ha sido creada a imagen y semejanza de las verdaderas por un grupo de científicos cuyo objetivo es emplearla como campo de pruebas para estudiar las reacciones en su ciudadanía y en la marcha global de la población a la aplicación de diversas decisiones políticas y económicas que se desean tomar en el mundo real y que se tantean primero allí. El proyecto está tan bien diseñado y los programas informáticos del Simulacron son tan potentes que cada uno de los habitantes virtuales tiene su propio grado de conciencia y cree estar viviendo efectivamente..., y por supuesto a ninguno se le ocurre que en el fondo no son más que meros impulsos electrónicos, apenas un conjunto de bits de un ordenador.

Todo marcha más o menos bien hasta que el principal responsable del Simulacron, Hannon Fuller, muere de manera misteriosa y uno de sus ayudantes, Morton Lynch desaparece de un día para otro sin que nadie le recuerde, como si nunca hubiera existido (tal y como sucede con el novio de Luz en su historia). Douglas Hall, el protagonista en la novela, se encontraba con Lynch en el momento de su desaparición y al no poder explicarse lo ocurrido está a punto de caer en la locura. Consigue recuperarse y empieza a investigar a los responsables del proyecto y su extravagante comportamiento..., hasta que descubre algo aterrador: el mundo "real" donde está el Simulacron desde el que se maneja el mundo "virtual" es, a su vez, otra supersimulación de un superordenador mucho más poderoso que está controlado desde otra dimensión y, en el fondo, él y el resto de los ciudadanos son tan inexistentes como los personajes generados por el Simulacron (de ahí el número 3 del título, que hace referencia a los tres niveles de realidad que se superponen uno sobre otro sin que la gente que vive en el inferior tenga conocimiento del superior). 

La primera adaptación cinematográfica de la novela de Galouye es una tediosa pero interesante (por la incomodidad que crea en el espectador) versión en dos partes que rodó Rainer Werner Fassbinder para la televisión alemana en 1973 bajo el título Welt am Draht (El mundo cableado o conectado, podría traducirse). Hace poco tiempo se ha comercializado en el mercado hispano aunque sólo con subtítulos, no doblada. En esta versión, el Simulacron lo desarrolla el IKZ o Institut für Kybernetik und Zukunftsforschung (Instituto de Cibernética y de Investigación del Futuro) y el número de "unidades de identidad" desarrolladas para el mundo virtual es de diez mil. El responsable del proyecto es el profesor Vollmer, que muere en un misterioso accidente cuando está a punto de descubrir algo muy importante (ya sabemos el qué). Su ayudante y luego sucesor el doctor Stiller asume aquí el protagonismo sobre todo tras ver cómo el encargado de seguridad de la institución, Herr Lause, se "desvanece" y ninguno de los que le habían conocido y tratado hasta entonces guarda memoria de él, excepto el propio Stiller. Para investigar lo ocurrido, el doctor toma contacto directo con Herr Einstein, la única unidad creada por el Simulacron que es consciente de su inexistente identidad y que, consecuentemente, está desesperada por huir de ella y "saltar" de alguna forma al mundo "real" de Stiller...

La segunda adaptación al cine es mucho más conocida, por lo reciente en el tiempo y por su factura norteamericana, con más acción y mucho menos frígida y psicológica que su predecesora germana (aunque curiosamente se trata de una coproducción entre Alemania y Estados Unidos). Su título es The thirteenth floor (El piso trece) que en España se tradujo como Nivel trece. Imagino que sustituir el 3 por el 13 se debió, sobre todo, al afán por jugar con el dichoso número-de-la-mala-suerte a fin de atraer a público aficionado a pasar miedo. Josef Rusnak dirigió este largometraje en 1999 y la mayor novedad de esta versión (que por cierto respeta los nombres de los personajes de la novela original) es que el mundo virtual que diseñan los creadores del Simulacron es una versión de Los Ángeles en 1937. Al penetrar en el sistema, una de las identidades virtuales cede su conciencia al visitante del mundo "real" que puede de esta forma experimentar en "sí mismo" las experiencias de la colosal creación informática. En cuanto a las grandes líneas del argumento, son las mismas que ya conocemos. 

Como curiosidad, la película de Rusnak se estrenó a finales de mayo de 1999 y obtuvo muy malas críticas pero no por la obra en sí, que se disfruta con facilidad y que con el tiempo ha adquirido incluso un cierto sabor de título "de culto", sino por la inevitable comparación con Matrix, que se había estrenado apenas dos meses antes y que arrasó literalmente en taquilla planteando cuestiones existenciales muy similares pero con un elenco mucho más popular entre el público y con un derroche apabullante de efectos especiales. Muy pocos de los espectadores (críticos incluidos) que tuvieron oportunidad de ver ambas películas en aquellos días o en los posteriores sabían que la historia de los hermanos Wachowski era muy posterior en el tiempo a la de Galouye ("¿quién es ése?") y se tomaron Nivel 13 como una mera copia de bajo presupuesto de Matrix
 

lunes, 21 de febrero de 2011

Breve declaración de principios

En estos días en los que todo el mundo habla alegremente de la presunta conquista de la libertad por parte de los pueblos, no dejo de recordar lo que mi tutor Thoth me ha repetido miles de veces en la Universidad de Dios (y que he podido comprobar personalmente a lo largo de mis sucesivas reencarnaciones): la libertad sólo puede ser conquistada por el individuo, a título personal, y tras largos y penosos esfuerzos; nunca merced a un puñado de noches de pancartas, gritos y puños en alto. Todo lo demás no es sino mera apariencia. Un engaño burdo de los sentidos, empezando por los de aquéllos que se creen/nos creemos libres..., puesto que no hay esclavo mejor sujeto a las cadenas que aquél que cree estar libre de ellas.

Mi escepticismo ante lo que está ocurriendo estos días (mucho más sencillo, y al mismo tiempo mucho más complejo que los pueriles análisis que he escuchado a los tertulianos de la inmensa mayoría de los medios de comunicación) ha sido frecuente motivo de reproche últimamente por personas que conozco fuera de la Universidad de Dios, pero no me importa demasiado que me consideren un listillo, un extravagante o un esnob. Depender de la opinión ajena es colocar la vida de uno en manos de los demás. 

Y, como suele decir mi profesor Epicteto:
Si, después de reconocer que es tu deber, haces algo concreto, no evites que te vean haciéndolo, aunque la opinión que de ello tengan los demás sea muy mala. Si tú sabes que la acción es realmente mala, la habrás evitado, pero si tú sabes que no lo es, no temas reproches injustos.